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Opinión con peso

Es un periodista de raza y opinión, sin duda una muy calificada en el tema automovilismo y seguridad vial. Pasó por todos los medios de comunicación, radio, diario y TV, nacional e internacional. Acompañó en sus inicios en Europa a Gustavo Trelles, Gonzalo Rodríguez y si bien el periodismo es su gran pasión, Jorge Alfaro fue periodista por accidente.

 

El periodismo fue un “accidente” en mi vida, en aquel momento habíamos empezado a ir los miércoles con Rody y Beto Branda, primos hermanos míos, Nando Parrado, Oscar Barbero, entre otros a la Asociación Uruguaya de Volantes, en la sede de la calle 21 de setiembre. Un domingo vamos al autódromo, para ingresar nos colábamos, y un día falta uno en la trasmisión - red de altoparlantes - y Jorge Stewart, que apodaban “Acelerador” que me veía en la Asociación me dice: “pibe faltó uno, te animás a darme una mano”, me quedé helado, y viste, yo le dije que sí. Fue como que Dios me iluminó y me dijo “mirá que esto es lo tuyo, aprovechalo”. Era como un móvil desde la “gota de agua” y ese fue mi inicio en el periodismo. Luego de eso el propio Stewart me invitó al programa de televisión que tenía en Canal 5, te podés imaginar que la primera vez cuando llegué al estudio me temblaban las piernas. En piso un cámara me dice: “pibe por esta cámara estás vos”, sí fue mi respuesta, cuando se prenda la luz roja arrancás, que luz roja, la de la cámara pibe. La misma era gigantesca pero del susto que tenía no la veía. Así empezó mi vida en el periodismo, con el tiempo se fue agregando más, hasta haber pasado por todos los medios, tv, radio y diario.

 

¿Si nacieras de nuevo elegirías el periodismo?

Si naciera de nuevo haría cambios, me dedicaría al periodismo en toda su expresión, me di cuenta que es y será mi vocación hasta que me muera y si me sobrara algo de tiempo lo dedicaría al mundo comercial. Descubrí el mundo de la comunicación, siento que este tema automovilismo, autos de carrera y carreras, lo conozco en profundidad. Y la gente que recibe tu mensaje te hace ingresar en un mundo diferente, el del análisis y razonamiento que me fascina, esa gente que en algún momento te puede criticar o alabar, como esos que te encontrás y te dicen no me gustan las carreras, pero cuando habla lo escucho, eso es un gran mimo al alma, esto ha sido la parte y la razón del por qué seguí más incentivado con el periodismo. Ese periodismo que en esa época, y quizás ahora se da también, había que aportar y no cobrar.

 

¿Y las críticas?

En aquel momento la crítica era muy dura, porque el Jorge Alfaro con autoridad de opinión se fue haciendo con el tiempo y espacio, que vas ganando con la antigüedad y presencia. Pero al principio no fue fácil. Un día cometí el atrevimiento y el error, recuerdo como si fuera ahora, de haber dicho que Eduardo Copello – luego lo llamaron el “maestro” - que había venido a correr a El Pinar, no me gustaba porque su estilo me había parecido medio desprolijo. En la semana, miércoles en AUVO, Jorge Mutio (p) me dice vení pibe que quiero hablar contigo, como vas a decir que Copello es desprolijo, es desprolijo porque va muy ligero, los que van despacio les es más fácil ser prolijo, no me olvido más, recuerdo ese rezongo. Si hoy digo lo mismo el análisis o el comentario sería diferente, Jorge te parece tal o cual cosa, como me ha pasado después. Eso me enseñó a ser bastante más cauteloso y fundamentalmente a prepararme más en mi tema.

 

¿Hablando de “maestro”, tu época tuvo maestros?

Si claro, Juan Carlos Gutiérrez fue mi gran maestro y de un grupo muy grande. La esencia del manejo pasa por la observación, el análisis y el aprendizaje de la física pura que él nos enseñó, y que hoy tiene más de 90 años. Fue un maestro inolvidable, técnico para el automovilismo, para el análisis periodístico y para la seguridad vial, porque la esencia es la misma, hacer lo mejor, lo más rápido en el menor tiempo y espacio posible. Hoy en seguridad vial es el campeonato por la vida, en una carrera es el triunfo o un campeonato.

Al “Flaco” como le decían, en carrera un día le di una gran alegría, en unas 6 horas hace el uno Rubén Daray, múltiple campeón argentino, y segundo yo, ese día estaba exultante. Fue uno de mis grandes maestros.

 

Estuviste en todos los medios, radio, televisión y diario, ¿cuál elegís o te gustó más?

La radio sin lugar a dudas, por varias razones. El periodismo escrito es único e imperecedero, lo que tú escribís queda para siempre en la Biblioteca Nacional. Pero si bien no es el fuerte mío, aprendí mucho con Franklin Morales, una “pluma” exquisita y de un nivel cultural elevadísimo. Otro, Andrés Falca, director periodístico en el diario La Mañana. Un día me dijo una cosa, uno es el periodismo de información y otro el periodismo del análisis, ese es el que me gusta, consejo referido a la forma de encarar una nota. Ellos fueron en esos momentos, grandes referentes no solo de la pluma, sino del periodismo bien entendido.

Pero la radio tiene una magia especial, en la radio lo que no expliques hablando tus manos y gestos no dicen nada. Lo que vos no decís no va, ni le llega al oyente.

La televisión es el aplauso final, porque te ven, te conocen, y si antes le gustabas ahora les vas a seguir gustando, pero ahora te reconocen y te saludan.

 

Uno se da cuenta que lo que más disfrutas del periodismo es opinar

Sin duda que me gusta opinar, pero tiene un por qué, porque me tengo mucha fe.

En mi vida de periodista fui creciendo, pero ahora las exigencias son mayores, porque el automovilismo técnicamente es distinto y exigente, si vos no acompañás y si no te preocupás por esa evolución técnica, seguramente tu comentario no va a ser contundente y respetado, como lo amerita tu trayectoria. Si vos no aprendés, le faltas el respeto a la categoría de automovilismo que estés opinando. De alguna manera la conducción, trayectorias, mañas y estilos siguen siendo casi lo mismo pese a la evolución.

Por ejemplo, cuando viajé con Gonzalo Rodríguez me decía: “vení que te cuento” me daba muchos datos técnicos. Él me contaba para que en mi análisis, supiera de qué estábamos hablando. De alguna manera lo mismo me paso con Gustavo Trelles con el que conocí en parte el gran mundo del Rally.

El Superturismo ha sido una revolución desde todo punto de vista en el automovilismo nacional y nos tuvimos que poner a la altura, desde el lado del análisis y la opinión.

 

Pero esas opiniones, ¿en algún momento te dieron algún problema?

Sí, en algún momento tal o cual opinión me generó problemas, por ejemplo a veces algún colega se ponía en la opinión diametralmente opuesta a la mía y buscaba en vez de encontrar argumentos para su análisis, querer competir conmigo.

Con pilotos también, pero siempre con mucho respeto. El automovilismo es muy opinable.

 

¿Y con dirigentes?

Y sí, a veces tenés un inconveniente y quizás lo que molesta y duele es que no te reconozcan, aunque fuera por error. Pero en tanto años, hasta hoy siento el respeto de esos dirigentes.

 

¿En el periodismo competiste?

Claro que competí y ahora sigo compitiendo y compitiendo para ganar, así también entiendo la profesión, con la mejor onda y amistad. Si tengo una mejor información o llegada a esa información, te lo digo una vez más con la mejor onda, quiero tener la información y que vos no lo sepas.

 

¿Por qué te retiraste del periodismo deportivo?

Porque fue un momento que no tenía motivación, quería competir y no tenía los medios, pero no se me interpretó bien cuando me retiré. Se pensó que era porque la empresa Tenfield se hacía cargo de la televisación y vos Flavio fuiste el elegido para ser la cara del automovilismo, yo me retiraba por eso. La verdad nada que ver. No se me entendió bien.

A esta altura de mi vida estoy lejos de los aplausos y reconocimientos, pero sabés lo que pasa, que esa casa que había sido – y sigue siendo - mi lugar y mi gran pasión, por diferentes motivos – hoy no vienen al caso - me borré como socio. Pero la sigo sintiendo como mi casa y mi gran pasión.

 

¿Cómo fue la experiencia de transmitir La Fórmula 1 en el cilindro?

Una muy buena experiencia, que frío que hacía de mañana tempranito en el viejo Cilindro y después en el cine Punta Gorda, con el “gordo” Miguel Ángel Alonso transmitíamos las carreras en la pantalla gigante. Claro, una Fórmula Uno diferente, bastante más sencilla que ahora. Llegaban las imágenes y había que ponerle relato y comentario.

 

¿A quién considerás tus maestros del periodismo?

Bueno varios, ya los nombré, Jorge Stewart en el inicio y Franklin Morales fue otro. El argentino Alfredo Parga, un poeta del automovilismo, una pluma magnifica con el que compartí horas de charla, una en particular con café de por medio en París.

Otro fue Bob Sharp, expiloto, director deportivo del equipo VW de Rally y periodista de las revistas Autosport, Quatro Rodas y otros medios. Bob y yo disfrutábamos de nuestros encuentros y largas charlas, en las que confieso que aprendí mucho. Técnicamente el mejor periodista que conocí, somos muy amigos y hemos compartido varios test de autos en Europa. Fue jefe de prensa de GM, Ford, Embraer y otras, un fenómeno.

 

¿Y qué pilotos te marcaron?

El primero “Beco” Passadore, mi ídolo, ese me marcó. En Uruguay ganaba en todo, se fue a Argentina a una temporada de Formula Junior, posteriormente sería Formula 3. Auto de motor atrás y baja potencia, todo nuevo para Beco, y al campeón europeo Silvio Moser le ganó de movida, en un auto que no tuvo tiempo para probar. En la primera serie lo mató. Te cuento, cuando fuimos a Novara, Italia, con el equipo de GEMO a comprar los motores Alfa Romeo para los autos de la Fórmula 3, los preparaban los hermanos Pedrazzani, uno de ellos me llamó y me preguntó si había conocido a Beco Passadore. Sí, le contesté rápidamente y agregué que era, es y será mi ídolo y me dijo que a “Beco” Passadore lo había visto correr. Yo era mecánico de Silvio Moser cuando “Beco” se mata en Buenos Aires, agregó Pedrazzani, nuestro box estaba pegado al de “Beco”. Le digo algo Jorge, es el mejor piloto que vi en mi vida. La verdad me quería morir, la emoción fue tan grande que me hizo caer alguna lágrima.

Un día en un casamiento me encuentro con “Bequito”, hijo de mi ídolo y me dijo quiero hablar contigo, me podés hablar de Papá. Fue un momento muy emotivo. “Beco” esta en mi fibra más intima.

Gustavo Trelles y Gonzalo Rodríguez, fueron otros pilotos que me marcaron y que acompañé en sus inicios en Europa. También tengo muy presente a uno de los pilotos más completos que conocí, ganador en todo desde Monopostos, Turismo en pista y Rally, Daniel Luzardo.

 

¿Y por qué cuando iniciaron sus carreras en el exterior te eligieron para que los acompañes?

En el caso de Gustavo Trelles para ir a Europa, es porque Miguel Ángel Alonso que en ese momento trabajaba en Peugeot, le dijo a Gustavo, a vos el que te puede dar una mano y acompañar es Jorge Alfaro. Gustavo habló conmigo y fuimos, yo le podía dar difusión conjuntamente con APUM, algún vínculo para conseguir el presupuesto y también tenía cierto retorno y nivel periodístico.

Año 86, Rally español sobre asfalto, la primera carrera fue en Almería. Lo primero que hicimos fue buscar un preparador y buena parte de la historia de Gustavo es su suerte. Gustavo es muy afortunado, además de su olfato, perseverancia, su voluntad de ganar a todo y su talento. Y cuál fue esa gran fortuna, conocer a Julián Piedrafita que se lo habían recomendado en Santa Rosa Renault. Más allá de un gran preparador, un ser humano extraordinario, hasta hoy mantengo la amistad y vinculo. Un gerente de banco que renunció a su cargo porque su vida era el automovilismo, sin duda fue lo mejor que nos pasó para ingresar al automovilismo español.

Gustavo iba ligero, muy ligero, además de ser muy inteligente y con mucho aporte técnico.

Lo que aprendés en Europa es muy serio y eso te lo digo desde mi lado, un fin de semana de carreras, era como hacer un máster de automovilismo, por supuesto aplicables también para el periodismo.

 

¿Cómo nació Vértigo?

El programa arranca porque estábamos en La Mañana y El Diario, con Miguel Ángel Alonso y Juan Tricanico que era uno de los vendedores de publicidad del diario y vinculado a los deportes, con el tiempo se suma Nando Parrado, que viene con un aviso de una empresa que en su momento estaba distanciado con el diario por algún problema. Finalmente quedamos Nando y yo con la responsabilidad de las páginas de automovilismo. Eso me genero tener una diferencia con mi amigo de siempre, Miguel Ángel Alonso, por los horarios y las responsabilidades de este periodismo profesional, una pena, pero el “gordo” se enojó conmigo. Seguimos con Nando en el diario y de ahí nos fuimos directamente a Canal 5 y arrancó Vértigo por el año 82. En el 87 yo estaba en España en alguna carrera y Nando me llama y me dice, “me llamó Carlos Restano y dice que quiere que nos vayamos al 12, ¿qué le digo?”, ya Nando, vamos hoy por la tarde. Ese pase nos marcó, no por la forma de hacer periodismo, pero sí por lo atildado, porque había un determinado control de calidad del producto y las coberturas.

Hoy técnicamente tenés que tener lo mejor, y a su vez cada vez que hagas un tipo de cobertura tiene que ser sintética, clara, contundente, eficiente y buscando todos elementos que rindan para la televisión. Me acuerdo que Horacio Scheck, uno de los hombres que mas supo de televisión en este país nos decía, “van al exterior, traigan imagen de noche, o carrera nocturna o donde cenaban los pilotos”, la noche viste para que acompañe la nota. Pretendía que tuviéramos en nuestros espacios los que otros no y que hiciéramos programas con contenidos periodísticos naturalmente y con imágenes interesantes y atractivas que es la esencia de la tv. Ubiquemos a la gente en el lugar, esa gente que es la primera que te va a evaluar si estás o no en lo correcto.

 

¿Cómo definís a un buen periodista?

Para mí lo primero que no tiene que tener es compromiso, para sentirse libre con la opinión, distinguir los elementos de que habla, o sea saber de lo que habla. Ser observador, pero fundamentalmente amar la profesión.

 

Del retiro del periodismo, a opinar de la maniobra y definición del Campeonato más polémico de la historia del automovilismo nacional

En un momento me cuestioné qué estoy haciendo acá, opinando y polemizando otra vez. Noté que en algunas opiniones, había otro tipo de intereses detrás de la maniobra.

Me pasaron muchas cosas buenas y además de los halagos quiero destacar el saludo de Marcelo Gattas, tío de Fernando Etchegorry, el afecto y el respeto cuando hablamos. Yo lo que defendí no fue a un piloto y equipo sino una gran maniobra, como vos decís, luego cuestionada. La verdad lo aprecié muchísimo.

Con Fernando Etchegorry lo charlé, nos separaba la diferencia de opiniones, nada mas que eso. No me puso cara ni gesto feo, siempre con mucho respeto.

En ese momento lo que sentí, es que podía hacer un acto o influir – a mi entender – de justicia deportiva. Me costó mucho creer que se podían dar dos opiniones con respecto a esa maniobra, es más, hasta hoy me sigue costando.

Para mi Fernando cometió el error del año, te aseguro que no lo comete nunca más, tenía todo para ser campeón y seguro no le va a faltar oportunidad porque es joven y bueno.

 

¿Cómo ves el automovilismo nacional?

La verdad lo veo bien, me gustaría que se extendiera en metros, quiero decir que se les quite apoyo a los autos para que la frenada sea más larga y los drenajes puedan ser zonas de manejo y eventual definición. Para que esos frenadores cortos saquen a relucir sus cualidades y luego poder analizar y opinar.

Me preocupan sus costos, pero sin duda el Superturismo ha generado una revolución técnica. Hay que salir un poco mas de El Pinar, todos lo sabemos, pero es un automovilismo respetado en todas sus áreas y disciplinas.

 

Que dos “cachetazos” que te dio el periodismo, me refiero a lo de “Beco” y “Gonchi”

Sin duda lo de “Gonchi” fue lo más feo que me toco vivir en el periodismo deportivo. El tener que decirle a Jorge Rodríguez que Gonzalo está con Dios, es la única vez que me toco decírselo a un padre y ojala sea la ultima.

Jorge con virtudes y defectos, vendió todo para que Gonzalo corra en auto, cuidado como muchos padres lo han hecho. Fue lo más feo que me tocó vivir.

 

La charla siguió, habló de su admiración como dirigente por el “Pata” Pérez Marexiano, y Horacio Passadore, este se peleaba con todos pero conmigo no, le costaba recibir la crítica, pero sabés que critica, la que no tenía fundamentos.

 

Hoy reviví, disfruto contigo “tema libre”, y que un oyente que vive en Pan de Azúcar me defina como el “Fangio” de los comentaristas, es un tipo de halago que te distingue, me motivó. Me motivó volver a opinar, y participar en un lugar donde no hay cuestionamientos de lo que hablás u opinás. Ese tema libre, que salió de una charla y asado con amigos - altos dirigentes de nuestro automovilismo – que nos habían escuchado un día de la “nostalgia” que me llamaste, así nació el tema libre, en tu programa de radio.

Cada cual sabe, cada cual tiene sus compromisos, a mi no me cuesta nada decir quien me parece que es el mejor o quien se equivoco.

Reviví, en un momento quizás he pecado de hablar un poco de más, por ejemplo decir cosas que no las podía respaldar, me pasó. Pero de cualquier manera todos pero todos, saben que lo mío fue de buena fe, eso lo traigo de mi familia.

Esa buena fe de un comunicador de raza que se ganó el respeto, de los que coinciden o no con el en sus opiniones. Apasionado del automovilismo y el periodismo, que todavía tiene mucho más para opinar, y no por accidente, por convicción.

 

Esta nota fue escrita antes del fallecimiento de Juan Carlos Gutierrez.

 

Modificado por última vez en Jueves, 16 Enero 2020 03:07
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