Columna de Marcelo Mercado desde Argentina:
Un circuito donde los autos, a pesar de las benditas chicanas, desarrollan su máxima velocidad rozando y hasta superando los 300 km/h.
Rafaela siempre propone buenos espectáculos, por lo comentado y por los curvones tipo óvalo que despiertan interés en el público, el televidente y sobre todo en el piloto.
Por otra parte, los equipos se predisponen de manera especial y los técnicos trabajan minuciosamente en la puesta a punto, en especial en la parte aerodinámica para ganas algunas centésimas.
Pero este fin de semana vino enredado. Para la categoría, para el ente fiscalizador, y para nosotros que tenemos la tarea de contarles a través de la pantalla chica lo que sucede en la pista.
Empezamos por el día sábado y ya de movida esta nueva variante de la chicana 1, que se modificó por parte de las autoridades de la prueba con el fin de reducir la velocidad, no causó buena impresión.
Fueron varios los pilotos que anticipaban un desgaste innecesario del neumático delantero derecho al golpearlo abruptamente contra el piano luego de venir a más de 260 k/h.
Las quejas de siempre sobre la paridad de los motores también se hizo sentir en los boxes y más aún en un circuito donde la velocidad es fundamental.
A esto ya estamos acostumbrados y es habitual que cada uno lleve agua para su molino y se aproveche de estas situaciones.
Llegó la hora de clasificar y Facundo Chapur con su Citroën C4 Lounge apabulló, ratificando lo hecho en los entrenamientos.
Y a la clasificación venia "mal parida" con Agustín Canapino cambiando motor y no siendo participe de la misma.
Con Martín Moggia que lo mandaron a esperar a sus compañeros de equipo para tirar en yunta y frenó a cero su Renault Fluence provocando un trencito de autos que se le acomodaron detrás también deteniendo su marcha.
Después ya vino otro error garrafal de un veedor que confundió a Urcera con Chapur tirando un cono y los Comisarios apresuradamente le sacaban el tiempo al cordobés que legítimamente iba a protestar.
Cuando se dan cuenta lo vuelve a reclasificar primero, generando una gran confusión en la cual nos vimos involucrados por contar lo que estaba sucediendo.
Después la cosa no cambió. Se corría la carrera clasificatoria y la largada fue lo que habitualmente decimos: "Un mamarracho". Autos que venían en quinta a fondo cuando los de adelante todavía esperaban un semáforo que no se visualiza ni para los pilotos ni para los televidentes.
Todos pensamos que no se iba a largar así con autos tan desordenados pero sorpresa la largaron igual, los tiempos apremian.
El domingo se esperaba la carrera, la cual se pensaba iba a tener muchas alternativas interesantes.
Chapur hizo su trabajo impecable. Detrás de él ya comenzaron los errores. Pilotos que se pasaban en la chicana, recargos que confundían y una lucha entre cinco pilotos por las posiciones de privilegio de los cuales tres estaban sancionados con recargo.
Realmente es muy difícil para quien tiene la responsabilidad de relatar los hechos explicar que los que pelean la punta en realidad peleaban por el 13° lugar.
Creo que habrá que analizar minuciosamente si es conveniente seguir corriendo en este escenario de esta manera.
Los recargos por pasarse de largo no suman al espectáculo, confunden, complican y condicionan a los pilotos.
La carrera tiene que ser limpia con reglas claras. Hay que evitar este tipo de penalizaciones.
Rafaela es un circuito hermoso para ver una carrera de autos a alta velocidad pero sino están dadas las condiciones por seguridad, por las gomas que se pueden romper etc., es preferible no ir, porque a mi humilde modo de ver , estamos desperdiciando una linda posibilidad de volver a ver ese automovilismo que nos generaba pasión, adrenalina vértigo, donde el piloto era un verdadero héroe.
Nosotros contamos lo que nos mostraron, lo que se generó y créanme que fue muy difícil no meternos también en esa confusión.
Esperemos esto sirva para que el ente rector se junte con los responsables de la categoría y concuerden en generar un buen espectáculo para los pilotos, para el público y para los televidentes.